sábado, 26 de diciembre de 2009

Alguna vez te dije que lindos ojos

¿Alguna vez te dije que lindos ojos?, ¿algún rato tuve la oportunidad de decirte que tu cabello me encanta?, ¿alguna vez pude pedirte un beso?, algún rato tan solo me pensaste…creo que no!.
Y es que algún rato solo pretendí robarte un beso, pero como dices no eres de esas mujeres, y la verdad no se dé cuales puedes ser, porque al final de cuentas las mujeres quieren ó no quieren ó tal vez, esa suele ser una mujer normal, ni chicha ni limonada, tampoco Coca Cola.
Sin embargo aquí procuro escribirte, aunque no sé si alguna vez me leas, es irónico empezar estas letras con esa escena que aun está en mi cabeza y darme cuenta que hay mucha distancia entre tantas palabras, mucho amor construido en el éter de tantas historias inconclusas, mucha esperanza entre tantas vivencias que de a poco generan alucinaciones locas, atrevidas y mucho dolor por no encontrarte, mucha expectativa y ninguna luz al final del túnel, esto de túnel en la idea de Sábato, porque a pesar de ser un túnel siempre hay resquicios que me permiten mirar al exterior sin siquiera tener claro si ya se acerca el final.
Aparece el dolor que no es más que una simple sensación que exaspera los cuerpos y traspasa directamente al plano circunstancial del ahora, se desconectan nuestros sentimientos, y se torna etéreo. Siento que ya van siglos entre todas estas contradicciones, esperando que algo o alguien desafíe este placer de pensarse único, elegido y porque nó, un escogido del loco dios. Pero lo cierto es que cuando las fibras nerviosas emiten una señal, nuestras almas siguen siendo igual, antes, ahora o después, con la diferencia que llegamos a una nueva contradicción: verdad o realidad.
Sera por eso que es necesario solo una chispa para generar una gran explosión en el lugar donde solo hay gas… explotar, es decir, despertar, aunque el comprender no implique la muerte por la onda expansiva de tal fuerza explosiva, sino más bien, el detonante para una serie de sucesos inexplicables e impredecibles. Para muchos la única manera de saberlo sería no querer saberlo, ya que las respuestas vienen en envoltorios complejos o en palabras simples.
La seguridad de no verse inmerso en una de esas explosiones para muchos radica en asegurarse, en ser cautos, en no ser así sino ser asá, para algunos el sumergirse en imaginarios cotidianos, en dioses, en familia, los mas patéticos aquellos que se sumergen en el trabajo, pero también están los que viven la doble vida en el espacio virtual, ahí están las redes sociales virtuales, una conexión entre telepatía y necesidad, enfermedades humanas por excelencia, muy útiles para sentirnos vivos pero poco auspiciosas para la esencia.
No importa en dónde estés, no importa lo que haya pasado, igual todo está escrito para los que pasamos por aquí, a veces salimos por que nos toca salir, se vence el visado y se vence el amor; a veces salimos por aburridos porque es la única forma de vernos es afuera, a veces porque adentro ardemos, puede que nos tome tiempo finalmente estar al margen de muchos recuerdos, muchos espacios, cuidados, pasión al final se tornan tan breves como el agua entre las piedras...como el ojo que todo lo ve, breve como el tiempo de los hombres, como el vaso que retiene esta velita que alumbra mi vida y que se extingue de a poco.
Breve como la mañana que te tuve, como el día que pasó, como la noche que arde, como el viento en altamar. Breve es el año que vendrá así como la muerte que llega.
Y hoy cuando amanece, después de este largo insomnio vago entre papeles, facturas, informes y libros algunos que no son míos y otros sí. Desde un pequeño cuarto donde suelo pasar muchos trasnoches en este viaje llamado vida, en este periplo que aun no se completa me regocijo de la luz de la luna, de los versos que quiero crear aunque a veces quedan inconclusos y se transforman en prolongados silencios de mi respiración que tiende (ó péndula) a inspirarse con bocanadas de viento que me devuelven el aliento.
Y sigo buscando la rima fantástica entre todas estas piedras y el camino que voy labrando, para cautivar esos ojos, para soltar ese pelo, para simplemente robarte una sonrisa, pero en esta soledad (porque no es cualquier otra), en este lado de la orilla del río que nos separa, se gesta una canción desesperada que el viento te lleva, ese mismo que hace que las hojas caigan aquellas que las vimos fuertes verdes, brillantes, esas que ahora están débiles y amarillas.
En este día te confieso que siento pesada la distancia entre tú y yo, mi espalda esta desnuda mientras las maletas duermen en un rincón esperando la orden para embarcarse en un viaje que nos lleve a no sé dónde. Hoy una dolencia me recorre desde mi rostro niño escondido… miedoso…entre recuerdos y sueños, que ahora se visten tan densos como mis últimos recuerdos
Esta vez quisiera contarte de los amaneceres, de aquellos crepúsculos que habitan en cada nube que no me permites mostrarte, hablarte de las hojas y de las piedras, de cada partícula de polvo llena de mundos, hoy quisiera hablarte de los amaneceres, aquellos que me despertaron con un cálido rayo de sol. Quisiera hablarte de lo sospechoso del tiempo, hablarte de sus cómplices y de la muerte, hablarte del horizonte y el atardecer y de estas palabras que ahora son tuyas… o no… o tal vez.
Decirte que tienes unos lindos ojos, que tu cabello es hermoso, que quiero un beso tuyo.