jueves, 17 de febrero de 2011

CRUCIGRAMA

Ya es casi media noche y vuelvo a las letras, a esta magia que me permite despegar sin salir de esta silla aprovechando este insomnio que no es más que el tedio provocado por este calor infernal en este pueblo olvidado de Bolivia, aquí donde yace un pozo desde 1924 generando incólume miles de litros de petróleo a lo largo de toda su vida, aquí mismo donde el pescado es la dieta base de todos los días, donde las personas se mantienen esquivas, donde el chisme es importante, donde se rehusan a ser bolivianos porque siempre viene mejor ser gauchos …viste y donde ahora el comercio/contrabando es la enfermedad de los nuevos ricos.

Y es aquí que vuelve a mí, cada día la idea que la vida es como un crucigrama, los seres humanos somos seres acostumbrados a llenar espacios vacios, a veces los llenamos con palabras correctas, con acciones correctas o con personas correctas, otras veces simplemente los llenamos de forma errónea y otras veces simplemente no llegamos a llenarlos porque no sospechamos o nunca supimos la clave ni tuvimos la pista correcta para hacerlo.

Me pongo a pensar en todos estos días vividos, en esta vida que pasa de a poco y a veces tan violentamente y me doy cuenta que pasaron días, semanas, meses y años desde la última vez que decidí repensar el rumbo de esta vida que a veces es mía y a veces no es tan mía; recuerdo instantes caminados, vividos a plenitud, así como aquellos instantes que nacieron muertos, repaso los pensamientos de mi sombra, la misma sombra que se busca asimisma por instantes, busco fechas vivas como un pájaro busca el sol de las cinco de la tarde, busco sin encontrar las respuestas añoradas, busco instantes, rostros, relámpagos y tormentas corriendo entre los árboles nocturnos, y a veces solo encuentro rostros de lluvia, agua tenaz que fluye a mi costado y alimenta los jardines que se pierden en la oscuridad de la noche y en el olvido; busco sin encontrar y escribo a solas, no hay nadie … cae el día, caen las semanas, los meses, cae el año, caigo en el instante, caigo al fondo de un invisible camino sobre espejos que repiten mi imagen destrozada.

Las ideas y añoranzas de otrora buscan lugar en un cajón de recuerdos ahora renacen y me recuerdan que el tiempo pasó implacable, que las soledades son más duras, que cada día es más difícil “ser”, que Shakespeare no estaba equivocado con su: “ser o no ser, esa es la cuestión” (be or not to be that´s the question), porque a veces todo se reduce a absolutismos y ya no hay espacio para divagar.

Y me cuestiono el hecho de que el sentimiento se me pasará como otras veces ya se me pasó. No es nada agradable, pero me impongo la dura prueba de olvidar muchos recuerdos, unos se pulirán en mi memoria y otros caducarán. Sépase que he amado demasiado, y, puedo o no sentir orgullo por eso o sentir lo que quiera o nada. Ya no importa, la vida sigue y seguimos caminando instantes, sueños, recuerdos.

Voy por mis pensamientos afilados y a la salida de esta frente mi sombra despeñada se destroza, recojo mis fragmentos uno a uno y prosigo sin cuerpo, busco a tientas, corredores sin fin de la memoria, puertas abiertas a un salón vacío donde se pudren todos los pedazos; los trozos arden de sed al fondo y el rostro se va desvaneciendo al recordarlo, las manos se deshacen si las toco, las cabelleras de forma extraña se tornan en marañas nido de arañas, en tumulto de cabellos desorganizados sobre sonrisas de hace muchos años, a la salida de mi frente busco, me busco y ya no me encuentro.

Y ahora el telón se ha corrido y ha desnudado la pequeña ventana, único contacto con el mundo real, la luz entra, el aire entra con un nuevo aroma y el silencio se escapa a cualquier otro rincón que ya no es este, y la imagino en mis brazos y es feliz el instante en que la miro fijamente y un beso nos desnuda en medio de un solo temblor y procuro ver su rostro; una bocina y todo cae, ya no hay su aroma, ni su imagen, ni los besos y me rebusco y me encuentro y este vuelve a ser mi rincón, el telón se cierra y vuelvo a mis sombras y a mis pedazos…y su rostro?.

Ya es media noche y no he conciliado el sueño, las ideas y los pensamientos atacan, es posible que la mujer que amo no me sea fiel, es posible que no haya un mañana, es posible que realmente el mundo se termine, es posible que llegue a nevar en este infierno, dejémosle el problema a mi estadio de tiranía. Rehusmeo mis escritos, solo para atormentarme un poco más, hay nombres que se perdieron en el ciberespacio, hay gentes de las que no caigo con facilidad, hay dolor, hay amor, hay risas y porque no… también hay llanto, tengo la certeza de ello… de todo eso… sí… porque son recuerdos.

Y me declaro neófito en temas femeninos, la mujer me es enigmática y no dejo que los celos hagan lo suyo. Releo mis escritos y me atolondro al saber que no aprendí bien de mí pasado sentimental (el absoluto, el que no tiene ninguna transfiguración elaborada por mi imaginación y mis anhelos).

Y logro ver fantasmas que me acompañan en estas noches largas, pensé que ya me habían abandonado, que ya no los tenía (aunque suene ingenuo o, más bien tonto pensar que no los tenga, pero mis ánimos de creer que fui el único, el primero y el eterno me permitieron pensarlo). Puede ser la impertinente sensación fatalista inconmensurada que me hace conjeturar que alguna vez creí en lasrelaciones improbables, en los enamoramientos pasajeros, en aquello que me permitía más seguridad, mas espacio, mas independencia, mas autonomía y más de todos los nombres que le creé.

Y es que a veces también se extraña ese control, esos brazos cálidos, esas palabras dulces, esos planes descabellados, esas acciones “ñoñas”, no sé, lo único que está claro es que recién voy en medio crucigrama, se llenaron varias horizontales y verticales, también se borraron algunas cosas que no encajaban, lo esperanzador es que aún queda medio crucigrama y sigo buscando las pistas, las circunstancias, la persona.

El tiempo es el mayor enemigo y tal vez por eso es que este dolor en el estómago es mayor, aunque a veces se torna bello, pero por el momento queda el compañero café en este dialogo incomprensible e irracional con esta computadora.

Bermejo, verano, 2011

Febrero a días del carnaval

BERMEJO Y SUS COSAS

Es irónico no tener sueño después de la desvelada de anoche, a pesar del día que invita a seguir en la cama, a pesar de la lluvia que terminó de inundar este cielo lejano, a pesar de la tristeza que me invade y de esta malagana, a pesar de esta soledad.

Y es aquí… en este letargo único, en este espacio de tiempo que se sostiene por si mismo, que se viene a mi cabeza su imagen, sus gestos, su voz, su sonrisa… es extraño estar así, extrañando, ni siquiera son tantas las lunas que nos desconectamos; sin embargo días como estos hacen que vuelva a ser parte de mis días, mis noches y de mis desvelos, de aquello que en otrora fueron mis noches de trasnoche o aquellas cartas que no hacían más que perderse en el ciberespacio sin saber si algún rato las habrá leído o las habrá vivido.

Haciendo ensayos o ejercicios futuros, tratando de imaginarla proyectada en los próximos años, cerca/lejos, más cerca que lejos para ser sincero, procuro encontrar el momento, el espacio, la situación y la ocasión perfectos, y es gracioso caer en la misma historia, una que me cierra la puerta de la imaginación y que me exige más vivencia para seguir alimentándola.

Está lloviendo y no puedo entender las ganas de escribir-le, sigo pensando-la... imaginando-la y quisiera saber que estará haciendo, más allá de lo que pueda estar pensando y no sé si por lo menos en un pestañeo, en un tris, pase mi recuerdo por su mente, y la verdad ya no importa, ya me resigne a no depender de lo que pueda pasar del otro lado de esta ventana, fuera de este túnel que como algún rato decía Sábato es un buen refugio para poder seguir una vida con soledades, con seguridades y siempre teniendo la opción de mirar hacia fuera por pequeñas ventanas.

Sigue lloviendo y hasta se puso frío, al parecer es la humedad; un café, uno de aquellos que transcurrieron en todas estas noches sería bien venido, el buen café compañero de tantas lunas, buena dosis para mantenerse despierto, buena dosis para mantenerse vivo estando/ pensando/ soñando, hoy preciso de una sobredosis para reaccionar a este letargo.

Volviendo al tema, que ganas de llamarle buscando algún pretexto vago, inocente pero pretexto al fin, hoy haría bien escucharle, si, solo escucharle, hoy sería buena cosa y asi de a poco ir dejando pasar este pequeño sueño que no por ser pequeño deja de ser importante.

Y sigo aquí disque trabajando sin poder concentrarme peleando con los pendientes y dependientes mientras no se acaban mis ganas de seguir escribiendo-le, para contarle de los hermosos paisajes que descubrí en este fin de mundo, de los amaneceres y atardeceres llenos de sol, de los animales y de los pescados, de la gente que sigue sorprendiéndome, del aire puro, del comercio feroz, de los intrépidos pilotos que llevan la “merca”(entiéndase merca por mercadería china, aunque quien sabe y también va la blanca) al frente en bolsos más grandes y más pesados que ellos mismos, de la sonrisa de los niños al salir de esa vieja escuelita camino a mi laburo, de la tranquilidad de los mayores, del señor de la mecánica, de la sonrisa franca de aquella señora que nos ayuda con la limpieza, de los compañeros de laburo, de mis trabajadores.

Contarle de lo bien que saben los pescados, de las nuevas amistades que encontré en esta parte del planeta, de los sueños y anhelos de esta gente, de las tardes de asado y vino, de los vinos.

Contarle que después de muchos años le encontré el verdadero gusto a compartir con las hormigas y seguir escuchando a los grillos que no se callan y de los zancudos que no dejan de picarme. Contarle de aquel amigo paceño que ya va 9 años por aquí laburando por sus 14 hijos y llorando a los 4 que ya se fueron al mas allá, de sus alegrías y también de sus tristezas, de las distancias físicas e imaginarias, contarle de las tradiciones que no se mueren a pesar de tantos kilómetros, de la música que no deja de sonar y de los trajes de moreno que también se usan aquí a pesar del infernal calor, contarle que a pesar de todo sigo siendo un extraño en estas tierras, que extraño el calor del hogar, que extraño a los amigos, que extrañamente me extraño a mi mismo, que irónico no?, aun no se en que partecita de esta vida me perdí y me encaramé en esta rutina… en fín el camino sigue, los dependientes siguen, las responsabilidades están ahí, la vida sigue.

Finalmente, contarle que se le extraña, aunque no debiera ser así, y decirle que me hubiera gustado compartir todo esto con ella.

Bermejo/ verano/ 2011