viernes, 28 de febrero de 2025

Tatys

(Este texto se inicio en Noviembre 2024 y se termino en febrero 2025)


Como sabes, este vuelo infame de Avianca te deja varado desde las 2am en el aeropuerto de Santa Cruz, por lo que aprovecho de escribirte unas líneas… tal parece que esta va a ser una de esas noches en la que uno regresa a encontrarse con la realidad y apenas termino de mascullar todo lo vivido y aprendido, estos días en Bogotá, que me dejaron con muchos recuerdos que salieron a flor de piel y en cierto punto se volvieron ese vaso de tristeza, de saber que en algún momento estarás ausente, y no podré encontrarte y terminare buscándote en los escritos que dejaste explicando lo que estás haciendo.
Regreso al papel antes de que esta nostalgia duela, supongo que la noche ha de viajar en los recuerdos y la emoción hasta donde se pueda desatar algo que vaya más allá y me devuelva a estos días de RE encontrarte, Re conocerte y sobre todo Re quererte.

En toda esta espera, ya di como 10 vueltas al aeropuerto, pensando que iba a poner en este escrito, prendí y apagué el computador como diez veces, hace años que no escribía, por lo que espero tu tolerancia.

Hoy quise escribirte una nota hermosa, la más hermosa del mundo con versos que describan el silencio que se guarda en el bolsillo de este pantalón roto, para que luego estas palabras te encuentren contenta, con los recuerdos de las historias que nos remontaron el pasado que vivimos, con este presente que nos entiende humanos tratando de entender lo que pasa y como pasa, tratando de ganarle segundos al reloj que avanza implacable, tratando de disfrutar al máximo este reencuentro y de poder volver en tres meses y saber que le sigues ganando la lucha a las estadísticas en las condiciones que planteaste que tendría este partido.

La vida avanza, como avanza el tiempo, distante de tantos silencios compañeros, quien pudiera entender lo que entendemos cuando conversamos, de lo que se habla y también de los silencios… otra vez silencios, pero no de los silencios incomodos, sino de aquellos que se producen por la gran cantidad de palabras que quieren salir y trancan el habla.

A veces es tan fácil regalarnos felicidad con alguna canción escondida o unos boleros o unas canciones de Bossa Nova, hasta los tangos se ponen de moda en esos casos y nos adscribimos a las letras que conforman un poema, o un recuerdo envuelto en una historia, para así dejar de lado la frialdad que oculta la sensibilidad que nos delata más humanos de lo que muchas veces pretendemos ser.

Hoy me quiero vestir de armonías, las mismas que me obsequia este sendero de caminos inciertos, que se mece a posibilidades que no existen, que juguetea con la distancia, las posibilidades y las tantas tertulias pendientes.

Y con todas estas palabras, la mayoría de ellas que solo saben volar, como vuelan esa bandada de pájaros que irrumpen en el silencio de los campos, como volamos cuando aparecen los recuerdos vividos y acompañados de aquel vino compañero recordando viejos tiempos, y la nostalgia nos invade y se pasa el tiempo y toca la despedida.

Y después de mucho darle vueltas a la cabeza creo que puedo decir, que eres camino y caminante… una humana demasiado humana…un silencio suspendido en el espacio…una bohemia empedernida...una cazadora que corre tras de sí misma, porque eres su presa favorita... tanto así que sé que aparte del cuerpo visible también existen alas invisibles… más aun… alas que solo tú sabes cómo manejarlas para poder volar y conocer el mundo… la realidad.

Pero también eres esa niña que conoce el país de las maravillas al que recurres en cada momento, hora, minuto, segundo que sientes el peso del mundo en tus espaldas.

Pueda que sea el momento de volver a empezar sabiendo bien como es el origen de todo y abrazar las razones de otra vida, una nueva vida, pueda que sea el momento de crecer por dentro y fuera de ella y de entender el ímpetu de otra vida, curiosa situación, estar sin estar, ser sin querer ser, simplemente estar ahí sin siquiera saber cómo llego uno a estar así.

Y danzan los pensamientos confusos al compás de la música del día que acaba, de la noche que comienza, del silencio que me abraza, de las palabras que me acompañan y les pido que, por favor, no se inunden de nostalgia, porque pueden derretir el cielo o derramar angustias o dejar que caigan las estrellas.

Pero nosotros no caemos, somos fuertes y las lágrimas lo confirman. Y no tardaremos en abrazarnos otra vez entre almuerzos, cenas y amaneceres…

Solo quería que sepas que te tengo muy presente, muchacha de risa loca, como te bautizo el Yalo Cuellar, el músico de aquella noche de vinos y chacareras…

Y me pregunto a qué sabrá la muerte, de este lado, te confieso que de este lado sabe a miedo, sabe a soledad, sabe a tristeza, sabe a nostalgia y también sabe a recuerdos.

Aún resuena en mi mente el último tango que cantamos esa noche de vinos en tu casa, Volver de Gardel... y mi frente marchita, errante en la sombra, te busca  y te nombra, aferrado a un simple recuerdo que te llora otra vez...
Hasta siempre hermanita querida y ojalá exista el Valhalla y así nos podamos volver a ver y nos podamos volver a encontrar y podamos volver a levantar la copa de vino y volvamos a cantar a voz en cuello y sin preocuparnos del mundo. Te amo.