24
de abril…
”…sé
que la palabra no es el hecho,
Si
digo manzana, no es la maravilla innombrable que enamora el verano,
Si
digo árbol, apenas me acerco a lo que saben las aves... y si digo tu nombre...
solo mi alma percibirá la profundidad de lo que me ofrece...” (Facundo Cabral)
La
otra noche encontré estas palabras en el muro de una amiga y después de casi
una semana no dejan de resonar en mi cabeza, tal parece que esta va a ser una
de esas noches en la que uno regresa a encontrarse con ese vaso de tristeza, de
saberte ausente, de no encontrarte, de esos despertares locos donde termino buscándote
en los escritos inconclusos, en los recovecos de lo desconocido; supongo que todo
se tornará incierto y otra vez el día tornará en un caminar fantasioso y
sonámbulo con la pesadez y soledad de casi siempre.
Que
complicado es extrañarte envuelto en no sé qué tipo de capricho burlesco, escuchar
a lo lejos tus pasos y ver como se aleja tu sombra y se pierde en la noche, ver
que no soy más que un conquistador mediocre que no puede retenerte cerca.
Regreso al papel antes de que esta nostalgia duela, supongo que la noche ha de
viajar en los recuerdos y la emoción hasta donde se pueda desatar algo que vaya
más allá de lo que quieras escuchar.
Y se
cierra la noche y ya pronto llegara el nuevo día, descubrir que lo mejor viene
vestido de vos y tropezar con tu sombra entre el amor y tus manos, imaginar
secretamente un beso que vaya encendiendo otro y una caricia que acomode
nuestros cuerpos y se filtre a gusto una sonrisa cuando lejos de todos los
relojes no existan distancias, donde los caprichosos minuteros caminen más
lentos y los minuteros bajen su trote tortuoso, cuando reaparezca un nuevo
color y sabor a futuro y entonces nace la nueva solución:…dejamos que llegues,
a tono con lo que traigas, con prisa o mejor sin ella y así inauguramos “el
breve espacio en que ya no estas” con una serie de palabras de aclaración, o
mejor aun con una poesía que brote de tus labios o una canción…; de todas
formas ya encontré una acompañante para esta larga espera, una fiel testigo, una
vela que fue acabándose mientras dibujaste esta distancia.
En
toda esta espera, prendí y apagué el interruptor como cien veces, hasta que el
foco ya no pudo más y me quedé en penumbras donde solo se pudo percibir algunos
contornos delimitados a mi visión y es por eso que rebusque esta vela en un cajón
olvidado de la cocina, la prendí y de a poco se fue terminando en esta espera, prendí
esta vela y se la ofrecí a la espera, a la ilusión de esperar tu regreso, a la
esperanza de volver a ver tu rostro nuevamente, varias veces levanté la mirada
hacia aquella flama y empezó a tiritar bandadas de suspiros y tu voz tenue, se
transformó, en murmullo, poesía, canto, y palabra, muy pronto todas ellas
dibujaron tu fas, la niebla de susurros se acercaban y ya eran manos, tacto
infinito convertido en raíz con tu nombre inscrito en mis sentidos…amanece y
esta cálida oscuridad se desvanece y deja tu sombra en mi cuerpo, una marca/tatuaje
que se resiste a perderse, aroma que no se desprende y me lleva a tu encuentro…
Hoy
quise escribirte la canción más hermosa del mundo con versos que describan el
silencio que se guarda en el bolsillo de un pantalón roto, para que luego estos
versos se encuentren contentos en los labios de quien relata las historias que
nos canta el pasado que no vive, el presente que nos entiende humanos con el
tiempo, quiero desaparecerte, desaparecerme, inventando palabras, ahogando el
sueño, golpeando las calles con cada pisada, perdidos y sin miedo enfrentando
las clemencias del devenir/porvenir.
Y este
tren llamado vida avanza como avanza el tiempo, distante de tantos silencios
compañeros… silencio… despierto al silencio y lo aniquilo cuando te veo y hablo
bla bla bla bla bla… hasta que la voz se me apaga y viene el descanso, el sueño
reparador para el mañana que no nos alcanzara para continuar con las historias.
Por
alguna razón las palabras de Cabral se mantuvieron presentes y hoy te extrañe
inmensamente, quien pudiera entender lo que entendemos cuando conversamos…
quien pudiera regalarnos felicidad como quien nos atropella con alguna canción
escondida o con unas letras que conformen un poema, y así dejar de lado la
frialdad que oculta la sensibilidad que nos delata. Hoy me quiero vestir de armonías,
armonías que me obsequias en este sendero de caminos inciertos, que se mece a
posibilidades que no existen, que juguetea con la distancia y las tantas tertulias
pendientes.
Ya
son tantos los versos mal hechos que no salen y si salen pues salen a
tropiezos, porque aun son torpes y apenas están queriendo aprender a caminar, la
mayoría de ellos solo saben volar, como vuelan esa bandada de palabras, como
volamos cuando apareces y acompañados de aquel vino compañero recordamos viejos
tiempos, y la nostalgia nos invade y se pasa el tiempo y toca la despedida…..
Solo
quería que sepas que te tengo muy presente, así como siento tu ausencia, tengo
en la computadora el calendario esperando marcar el encuentro prometido y no sé
porque te escribo, será que ya no encuentro otro canal, creo que es porque es
lo que más hice y lo que más me gusta hacer. El insomnio se volvió crónico, ya el
dormir no es un problema… ahora el problema es mantenerse despierto.
Y esta
noche cierro con Sabina con su Calle Melancolía: “…Vivo en el número 7, calle
Melancolía, quiero mudarme hace años al barrio de la alegría pero siempre que
lo intento ha salido ya el tranvía, en la escalera me siento a silbar mi
melodía…”
24
de abril 2012