Y se inicio
el último mes del año… esta vez la emoción de diciembre anda desapercibida,
habrá que ver cómo van transcurriendo los días para ver que de nuevo nos trae
este mes.
Por extraña
razón hoy siento pesada la distancia… una dolencia me recorre desde mi rostro
escondido… miedoso… En esta distancia de tí me paro a escribir con estas
palabras un deseo pausado realizando una oración cómplice al viento y dejando
sobre esta mesa olvidada esta hoja transcrita… sola… desnudo otra vez mi alma y
lo único que alcanzo a cobijar en esta ausencia son estas palabras… estos
aires… estos suspiros… estos cuerpos… sí, ese calor de este cuerpo que de a
poco se disipa con el frío de esta noche que recién empieza.
Nunca pude
entender, cómo, a pesar de tantos años ya transcurridos haya olvidado como el
amor suele morir después de tan largas esperas y que muchas veces andé
escondido en los rincones oscuros de los sueños incumplidos mientras yo me
dedicaba a dejar atrás tantos besos dormidos…
Hoy
simplemente quería decir que se te siente extraña, aunque no debiera ser así si
nunca llegaste a ser muy conocida… decir que me hubiera gustado compartir mucho
más con vos… tal vez eso era todo… tal vez anduvimos más de lo necesario en un
tiempo muy corto para no volver a vernos pronto… pero que extraño es extrañarte…extrañar
tu voz con las necedad de siempre, las charlas, tus ojos, tu sonrisa a medias, tus
ceniceros a tope y los silencios… también los silencios.
Hoy, se que vendrán días mejores, que sanarás de prisa y la felicidad te
ha de alcanzar en cualquier sitio, pero días como los vividos, ¿cuándo?... Te
dejé mi fantasma al lado de tu silla en el café de la esquina, un par de
mensajes en tu celular, un mensaje mudo en el contestador y esa foto donde
estamos juntos y esta nota en esta hoja que me la encontré vacía sobre el
escritorio… donde escribo que me voy. Me voy porque escapó por la ventana aquella
esperanza que guardaba, cuando entró por esa puerta mi amiga “la Sole”...Me voy
y te dejo el control de tu mundo y esos discos que escuchamos sin querer.
Una vez más quedó la intención de compartir una cena y un desayuno y
quien sabe hasta un almuerzo con vos… yo solo he terminado la botella de vino
que se enfriaba en el refrigerador para no dejar vestigios de un fin de semana
de parranda que me dió el valor para dejarte ir.
Bueno,
hoy amaneció soleado, ayer hasta llovió… que días no?. Hoy como que me hizo
falta tu mensaje del whatsapp, la
melancolía empezó a atraparme nuevamente, será que me bloquee con el trabajo,
que decidí darme un espacio para pensar y ahora que existe el espacio siento
que no puedo ser tan civilizado, que no debiera dejarte ir así tan
racionalmente porque en medio hay sentimientos que afloraron otra vez y que
debes saber que están ahí… pero a veces es mejor pasar la puerta cuando la
tocas y nadie la abre (sigo racional).
Es media noche y no he conciliado el sueño, rehusmeo mis escritos, solo
para atormentarme un poco más. La mujer es enigmática y los celos hacen lo suyo…
releo sus escritos que ahora son míos y me aturde el saber que no conozco muy bien
su pasado, habla de los fantasmas que se esquivan, pensé que no los tenía (sí,
es ingenuo o más bien tonto pensar que no los tenga). Puede ser la impertinente
sensación del fatalismo inconmensurado que me hace conjeturar que se refiere a
lo nuestro cuando dice: “Esta es una relación improbable. Un enamoramiento
pasajero. O eso es lo que espero”.
Pero… por qué espera que sea así, de qué escapa. Las pulsaciones empiezan a
acelerarse, al encontrar justo al lado del único comunicado dirigido
expresamente para mí un impertinente escrito que me devora las tripas y lo poco
que queda del sistema nervioso. Es un bello escrito -de eso no hay duda- tal
vez por eso es que el dolor es mayor… por ser un escrito hermoso… por no ser el
hombre exhausto que está tendido en su cama y comparte su café en un diálogo
incomprensible e irracional… por estar tan lejos.
1 de diciembre 2013
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