martes, 9 de septiembre de 2008

"Algunas palabras inoportunas"

Ahí les mando unas cuantas lineas, no se si en esta coyuntura sean inoportunas ya que debiéramos estar discutiendo el futuro de nuestro País, por eso titule a éste envío "Algunas palabras inoportunas".Como siempre el proseguir es optativo. Vlady

Nunca había estado tan cerca de un abismo.
Nunca, me había resignado ó pensado que ya estuvo bien para mí.
En otro tiempo aprendí a reírme solo, a llorar despacio, a cumplir con severas y mundanas razones, a seguir las rutinas con una sonrisa.
Nunca preferí lo cierto y tampoco lo abstracto. Hay un solo lugar donde quepo, una cruda sensación, un amanecer de espanto.
La mesa fría nunca ofreció perdón; extensa y vacía; sin complicidad. Tendría que estar solo, pero nunca es así: soy un enfermo lento, que fantasea con la muerte. Pero no quiero morir. Quiero que los demás me vean muerto. Quiero observar sobre sus hombros cómo flaquean por mí, como se amedrentan y hasta lloran. No puedo disfrutar de ese teatro. Qué sentido dar el paso a perder el cuerpo que me pesa (algo de Jaime Saenz), que sentido dar paso a la muerte...

Ya decía Cortazar: "No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón, / no hay que estar triste si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmóvil,/ ese permanecer en tanta fuga./ Porque la nube estará ahí, /constante en su inconstancia /cuando tú, cuando yo -pero por qué nombrar el polvo y la ceniza./ Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día era lo efímero, /el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra./Sólo dura la efímero,/ esa estúpida planta que ignora la tortuga,/ esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos, y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin grito de agonía, las torres del maíz, los ciegos montes./Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,/ no nos movemos del terror y la delicia,/ y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón,/ cómo corren las nubes al futuro./¿Qué quiere decir esto? /Nada,/ una taza de té./ No hay drama en el murmullo, /y tú eres la silueta de papel que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer que se nace o se muere, /cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,/ el golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido".(Poema titulado: A una mujer)

Y ...¿Qué importa quién habla?, diría Foucault, el mismo que haciéndome compañía en algún café tras varias noches de poco sueño, bastantes ideas y bastantes recuerdos. ¡Que importa!, si ya no soy yo sino mi alma en el papel, en este o en aquellas servilletas que ya pasaron a algún basurero de todos aquellos cafés que pase en estos días ... ¿Qué importa?, si sólo pienso en algún ser de por ahí, de por aquí, de por allá... de muy adentro.
La verdad ya no me importa, seguir planeando fantasías, dibujando sueños, viviendo en el abismo. Ya no me importa ella, pensarla en vida, o en muerte, extrañarla y necesitarla para sonreír; ya sé: es estúpido decir palabras o escribirlas, cosas que quizá ella ni se imagina, pero ésta es otra de mis cartas, tal vez anónima, tal vez disfrazada, siempre es ésta otra de mis lecciones, donde aprendo una vez más de mi soledad, de mis angustias convertidas en sueños ó casi siempre en pesadillas.
Ya no importa y ya no sé ¿por qué?, tal vez como diría algún cantante "en otras vidas o en otras muertes" cese el dolor y reaparezca usted, sentada junto a mí y entre mis brazos.
Íntegra, de tripas corazón y nada más, por instinto, permito que aparezcan, tras banbalinas, el deseo de tenerla y no imaginarla más; mi razón se hechó a perder pues ellas, mis razones, ya no bastan, y las suyas...las suyas siguen engañándome siempre, o fingiendo, como dice ella.
No espero que se entere, aunque invada pensamientos o lea mis cartas, no espero que un día lo sepa, pero de nuevo no puedo decir más que me siento víctima del tiempo, o del destiempo, quizás, por eso estoy atrapado, buscando salida a este laberinto, con una ansiedad enorme, alguna por lo menos, de borrar recuerdos sólo míos, de salir corriendo y preguntarle a todos si algún día pasó o fué sólo idea mía, buena, mala, no sé.
Entiendo ahora el maquillaje que tiene la ironía: ese color feliz, vivo y voraz que solo logra retener por un momento más … un suspiro y una lágrima.
Y aquí sentado en estas palabras en el abismo del silencio … Ya no importa.

(Invierno del 2008)

1 comentario:

Warmicita dijo...

y qué importa no?al final la muerte lenta o rápida y el abismo sangrante de las noches o los días. Da igual. Este Cortázar se pasa...no?. Lo sublime está y qué importa al final. Qué importa...