Como siempre el continuar es optativo,
Se encontraba en la parada del bus, con la mirada perdida hacia la nada, tratando de mirar hacia el fondo de las personas que pasaban, que viajaban, que se trasladaban, que se movía, que lo miraban de reojo, que lo miraban, en fin, él esa tarde no estaba acá, ni ahí, estaba tratando de recorrer todas esas porciones de vida que se tránsfugaban lentamente con el pasar de los minutos con sus segundos; que lento era el espacio esa tarde, que lenta transcurría cada mirada y que lento se había echo el efecto de los calmantes, que lento pasaba la saliva por la garganta y que rápido se iba haciendo la respiración cuando de la nada aparecía enredada en rostros la imagen perdida y melancólica de un ser que cada vez que se iba acercando se iba definiendo en una cascada de locura y desesperación, con la garganta seca intentaba tragar de esa amarga saliva de la espera, y lentamente se iba incorporando a su humana posición saboreando de nuevo el camino a recorrer y el contornear de aquella silueta con rostro de locura y perdición, el camino de nuevo estaba ahí, el peligro era empezar a recorrerlo.
Por lo que la tarde se torno en recuerdos suyos de las veces que lo acompañaba a su casa, recuerdos a lo que olía la noche cuando ella y él suavemente y sin afán caminaban hasta su destino.
Recuerdos muy sutiles de movimientos y palabras q una vez hablaba de ocasiones y sucesos q a veces entre ellos pasaba.
Recuerdos es lo único q le queda desde q no esta, se pregunto? Tal vez, perdón si se equivocó, pero quizás fue él también una cucaracha la cual debía acabar, ciertamente aplastado terminó!, q triste q el mayor recuerdo q tenía de ella eran las cucarachas q en la calle veía, las cucarachas le recuerdan a ella, tal vez él también debería haber ayudado a aplastar las cucarachas como un acto de compañerismo.
Recuerdos es lo único q le queda de ella desde q decidió partir, recuerda claramente a lo q olía un viernes en la mañana o e la noche, sentados en un café en plena plaza principal, recuerda los gestos q hacía cuando hablaba de lo mucho q lo quería, ahora piensa que tal vez todo era un sueño.
Si pudiera buscarla en otro cuerpo...Para no verla con sus ojos, para no entenderla con su piel, no encontrarla con sus labios...En la desnudez de esta noche rasgada, de esta luna rota.
Se apagaban sus manos, encerrando una melancolía, por error intento abrirlas, darles alas y sentir que volaba, para comprender por qué se fué, para no sentir que él también se iba...
Y escribe y rescribe su historia, con todos los puntos y comas, las comillas, la negrilla y la cursiva, para ver que se escapo, para ver por que esta de acuerdo con su decisión... Y se queda ahí sentado, sin respuestas, sin determinación, con un nudo en la garganta que parecen dos, con dos lágrimas saladas desaparecidas para ninguna ocasión. Otra vez la saliva decide cerrarle la garganta, otra vez las gentes mirando en el bus, otra vez el mundo observando su penar, otra vez el solo, mirando a la nada, mirando perdido o mas bien perdiendo la mirada.
Pero se queda ahí, en silencio, para que no tenga más que sus palabras, más que sus sollozos… Y la imagina ahí, sin que se la vea aunque la nombre, sin que la alcance, sin que sepa de su amor ido, sin que pueda atrapar su silencio y hacer enredijos de palabras muertas, renacientes.
Quizás vuelva por él, una, dos o tres noches, a contarle cómo muere la lluvia bajo el sol o tal vez se encuentren en un puente colgante y puedan tirarse sin prejuicios e ir tras de ella, por ella y por lo que queda de él o pueda simplemente pasar...Sin sus ojos en sus manos, sin sus manos en su voz, seguir de largo y sin esperas, sin cuerdas o balanceos, seguir de espaldas a su cuerpo...
Y se pregunta con voz incrédula si puede dormir en las noches como ésta y se queda así, mirando las letras, intentando recuperar el aliento de esa oración innecesaria y con la valentía en sus labios se da un NO contundente y se queda mirándola, a ver si hay algo que se quiebra y pasa...
Le pasa en medio del alma un frío desgarrador, que le desgarra…Una lluvia de tristeza, una noche sola, unas manos vacías, el desaliento de su voz, pasan palabras por sus dedos intentando no tocarla y se retuercen al verse tan distantes…Todas estas lágrimas de hoy, serán tan solo un laguito seco en su almohada mañana.
El techo no se mueve, sigue blanco, estático, silencioso, sus manos se vuelan de su cuerpo, se convierten en góticas rotas que rompen la hoja con pedacitos de "tú no estás".
Hoy él pretende ser un sueño caminando, una ilusión sincera, un café oscuro con una cucharada de azúcar, azúcar disuelta, disolución en la taza, la taza vacía, el vacío completo.
El cielo está roto y golpea la ventana, un poco fuerte, un poco mudo, un poco con una extraña canción de fondo, un poco triste, un poco sonriente, un poco no sé cómo.
Y ese azul que fue su alivio, hoy es su desesperación. Hoy no quiere noche, no soporta luz, se despide de la mariposa violeta que veía en el cielo - en la nada, de la estrella infinita que le dio su amor, del león que lo guardó entre sus sueños. Cerró los ojos, apretó los labios, no susurró, no habló tan solo pensó: "Quizás en una dimensión desconocida sigamos juntos de la mano".
¡Parada! … miró atrás y las gentes ya no lo miraban, se bajó y decidió llegar a casa, sentarse al filo de una palabra antes de saltar a la nadaaaaaaa.
COMPAÑERA
ADRIAN GOIZUETA-
Con los brazos abiertos nos despedimos
Los brazos abiertos y enredados
En cuerdas de acero enredados
Los brazos abiertos y los ojos quietos
No supiste callarte en mi silencio
No supe atarte a mis brazos
No alcancé a decirte que me esperes
Ni al saber que me decías hasta pronto
Pero supe así crecerme de a poco
En lo blando de tu luna en creciente
Siempre estuve abrazándote de adentro
Más maduro cada vez y menos roto
Compañera nos hicimos uno al otro
En la dulce celda oscura de tu vientre
Con los brazos abiertos nos despedimos
Los brazos abiertos y enredados
En cuerdas de acero enredados
Los brazos abiertos y los ojos quietos
Nos juntamos con los brazos prolongados
Tus muñecas maniatadas con las mías
Con los lazos diminutos de las manos
Nueve meses de encerrada rebeldía
Compañera nos hicimos uno al otro
En la dulce celda oscura de tu vientre
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