martes, 9 de septiembre de 2008

Trasnoche Nº8

Sólo para darle continuidad, ya que no es trasnoche, a penas y empieza la noche, como siempre el seguir es opcional, un abrazo a tod@s.

Sufro de un cansancio que misteriosamente hace que las palabras me sean esquivas, son de esos lapsus que por estos días me dejan sin palabras.

Hace tiempo, hace muchos años, descubrí que las palabras podían convertirse en una trampa que yo mismo puedo elaborar ... ya que son terribles constructoras de imaginarios y en vez de ser reveladoras se podían convertir en un velo, en un distractor de lo que en realidad sientoypienso, que es, en últimas, lo que me empuja a escribir... o más bien a escribirme.

Así que ya no se si escribo, mas si no sucede naturalmente, trato de evitar recurrir a una vana retórica, a frases yuxtapuestas de experiencias y lecturas pasadas, o mas bien de frases tuyas que aun repercuten en mi cabeza, y los días pasan y ya no hay palabras, solo recuerdos, voces, sonidos y a veces ruidos.

Y extrañaba escribir. Ahora mismo sólo lo hago para expresar esos sentimientos dispersos, confusos en días que se monotizan, en noches frías, en calles asoladas – estrechas, taciturnas e intento al menos, tomar distancia, como un intento de exorcismo del velo, de ese velo que no me deja descubrir las palabras que danzan en mis narices y no logro alcanzarlas, no logro olerlas, no logro disfrutarlas.

Admito que un sentimiento gélido de temor me embarga, pero anhelo ver lo que hay debajo de todos estos papeles y logro vislumbrar un polvillo ceniciento sobre algunos escritos míos.

Y es que hoy en un tris se me fue el almuerzo por detrás de un café, hoy me imaginé solo… Velando por las sombras, intentando rescatarte o mas bien rescatarme, procurando sostenerme de una hoja seca, mientras el ahogo inusual se deslizaba dentro de mí.
Me imagino enamorando a una estrella y me imagino que le llamo con cualquier motivo a la luna y ésta se hace añicos en mis ojos, en mi cara, con palabras, protestantes, tristes, desesperanzadoras… Ciertas… nocturnas.
Y le pido que por favor, no se inunde en nostalgia, podrá derretirse el cielo o derramar angustias o dejar caer estrellas, Pero nosotros no caemos, somos fuertes y las lágrimas lo confirman. Y no tardaremos en abrazarnos entre almuerzos, cenas y amaneceres… Acompañará mi camino, como siempre lo ha hecho, como nunca ha dejado de hacerlo en estas noches de caminar solo de vuelta a casa.

Y eso bastara.

Y se ven unos árboles felices en esta noche de domingo que mueven sus hojas con esta brisa, fría, pero brisa.

Vlady

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