martes, 9 de septiembre de 2008

Trasnoche Nº2

Holas a todos, seguro que están durmiendo...
No se preocupen, parece ser que hay que redefinir las cotidianidades y eso es lo que me esta quitando el sueño, sin embargo tienen la opcion de no leer la serie de trasnoches, jajaja.
Espero sea tan solo el preludio del nuevo año que se inicia este jueves lo que me tiene trasnochado. Y es que en estos días, o mas bien en estas noches uno se pone a rememorar libros y pasajes que de alguna manera te transportan a días pasados o vidas pasadas y hoy, vuelvo a Jaime Saenz y extraño La Paz, extraño mis búsquedas de las tabernas tan bien descritas en Felipe Delgado, definitivamente La Paz te embriaga de misterio, de vida bohemia, de sueños y no es raro que don Jaime Saenz haya definido su existencia y su obra a la explicación de la vida nocturna paceña, de la muerte y del alcohol, en la búsqueda del sentido de la verdadera vida, y es que en este cansino camino a veces realmente pesa el cuerpo, pesa la vida pero aun así es un reto enigmático el deambular con definiciones y descripciones de lo que debe ser estar muerto …y de la Muerte. Recuerdo de a poco un pedazo de "Vidas y Muertes" donde habla algo así como que …


…en tiempos, cuando andaba del brazo del alcohol, y cuando me tambaleaba en calles y plazas, perdido peregrino en lóbregos tránsitos, vislumbrando un aprendizaje que empero no conocería término, tenía la manía de dibujar autorretratos en las paredes, con tiza o con un pedazo de estuco, encaramado sobre las mesas de las chinganas. A decir verdad, hoy persiste la manía, sólo que los autorretratos en cuestión no se plasman ya en la amplitud de las paredes, sino más bien en la exigüidad de una hoja de papel (
Vidas y muertes 189).

Y la verdad es que solo el silencio, la falta de palabras ante una realidad y la materialización de una presencia; porque está ahí y estoy acá y en medio una barrera de silencio, un abismo de miradas, un intento de saludo detenido. Esta ahí y yo acá estoy, creo que el sabor del café seria mejor al lado de sus palabras y del misterio que trae esta noche.

Y aprovecho y me siento en el filo de una palabra, marginando mi pensamiento a una irrealidad que cada vez se hace mas tangible, el viento corre y lleva consigo el aroma de la libertad y del campo después de haber despertado, después de un largo crepúsculo. Miro hacia arriba el increíble contorno de nubes sin forma pero que ilustran la posibilidad de lo imaginado, respiro el mismo aire y grito fuertemente como si estuviera exhalando un odio pasajero, me limito a escuchar la brisa que atardece entre mis dedos y es mágico el momento cuando recuerdo que es mejor la soledad que estar acompañado de demonios y fantasmas alcohólicos de un momento prolongado en pausa ajena.

Vlady

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