Ahí les regalo unas cuantas palabras ordenadas que pretenden ser una carta
Te escribo antes esta carta;
hoy cuando amanece,
después de un largo insomnio vago
entre papeles y libros que no son míos
Desde un pequeño cuarto donde suelo pasar algunas noches de este viaje
que aun no se completa
Lunas,
De los versos que quiero crear
Quedan aquellos prolongados silencios de mi respiración,
Que tiende (ó péndula) a inspirarse con las bocanadas de viento en un valle boliviano
Ya he buscado la rima fantástica entre la piedra y el camino,
En esta soledad (porque no es cualquier otra)
Y en el caminante del otro lado de la orilla,
En su canción desesperada
Y en el viento,
Las hojas y la caída
Que a cada instante de su gravedad presiente la eternidad
En este día te confieso
Siento pesada la distancia
Y mi espalda esta desnuda mientras las maletas duermen en un rincón
Hoy una dolencia me recorre desde mi rostro niño escondido… miedoso…
Entre una maleza barba,
Ahora tan larga como mis últimos recuerdos
Pero esta vez quisiera contarte de los atardeceres
De los crepúsculos que habitan en cada nube
De las Hojas, de las piedras,
De cada partícula de polvo llena de mundos
Quisiera hablarte de los amaneceres
Quisiera hablarte de lo sospechoso del tiempo
De sus cómplices y de la muerte
Del horizonte y el atardecer
Y de las palabras
Que viajan entre los pliegues de estas páginas,
Y hablarte del que espera
Y de los que conspiran a mi lado
Y hablarte de lo que callo
Hablarte del templo y la partida
De las fronteras y los países
Y de todos los lugares que esta vez no nombro
Y del resto de mi vida que he dejado
De las piedras y las cantinas
Y de la insolente tarde que me despierta de un absurdo
Y me pregunta si ya me he ido,
Y de ese cuento que no termine de deletrearte en la caída de las lunas,
Y de esta copia que para mi era única
y de donde te abandoné
en donde las gigantes avenidas nos apresan y no encuentras con quien sonreír
entre semáforos y peatones,
y batallones de hormigas adictas al azúcar refinada,
y hablarte de anoche,
de la conversación con las horas
y la guerra con los mosquitos
y de hoy
de este agotamiento
dejar para otro día el final de este poema
hoy
tan solo
quiero
escucharte
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