Se siente extraño…
Cuando después de todo despiertas…
Cuando después de tanto huir te encuentras…
Cuando no hay palabras suficientes para hablar…
Cuando tu cuerpo te limita tan misteriosamente a todo.
Sin embargo no logro restaurar los recuerdos a los que me le escondí, no logro recordar muy bien por que no quería despertar, no logro recordar para que necesitaba mas palabras o para que quería mas libertad de la que tengo y busco entre mis viejos libros mágicos buscando una pócima que me devuelva todo lo que perseguí, por que aunque no recuerdo que tan triste o que tan maravilloso fue, ahora quiero vivir para no repetir el error de haber muerto, de haber jugado con dagas sobre mi piel precedida por ángeles caídos que me conducen a la salida mortal que un ataúd andante toma como ultima solución para su desgracia por un sueño que no fue......
Todos, en algún momento, hemos pensado en la idea absurda de retroceder el tiempo y cambiar algo de nuestra vida ya sea borrando o agregándole ciertos eventos, que de haber sido así, hoy confortarían notablemente nuestro espíritu (sin que ello implique que cargamos con arrepentimientos o culpas, o que la experiencia no nos haya llevado a crecer en un plano personal o profesional)… Confieso que desde hace algunos meses esa idea absurda ha estado rondando nuevamente por mi cabeza, pero esta vez sin nostalgia ni desazón, sino más bien con el afán y el anhelo de cambiarlo desde ahora…
Y es que si yo hubiese podido compartir ciertos aspectos de lo que fue mi vida -desde hace algunos años y hasta hace realmente poco- con una persona tan excepcionalmente sabia y prudente, tal vez las heridas hubieran dolido menos y cicatrizado más, todas esas heridas que se causaron en el alma y todos aquellos fracasos que se alojaron en los sueños; tal vez el aprender de los errores y el levantarse luego de caer hubiese sido más fácil; tal vez la elección del camino correcto y el comienzo de una nueva etapa hubiese sido más oportuno y menos confuso…
No somos mas que una compleja maraña de pensamientos, y un temeroso suicidario que nos reclama la ausencia de sueños, el camino cierra la puerta a un misterio que se niega a morir estando en las entrañas de una historia pasajera, recordándonos la soledad a la que nos sometemos, punzando los sentidos para recordar como es la realidad que a veces se torna fría e insípida...
Y es que a veces la oscuridad me ha abarcado por completo, se escuchan aun ruidos, risas/llantos, bostezos, músicas pasadas de tiempo, recuerdos, muchos recuerdos...A lo lejos un perro ladra, se acerca me huele…ha podido oler mi esencia y no le agrada, animal como todos, solo, solo, enojado por no haber logrado pasar el tiempo en nuevos andares a pasos tranquilos o en murmullos inciertos. La música suena, mi mente no divaga, no se vá, no se pierde como quisiera y las sombras avanzan mientras la música se vuelve cuerdas tocadas, cuerdas que llegan a algo profundo... la nada, la misma nada que se calla, la nada que me ataca, la nada que me miente y se transforma en figuras extrañas, figuras que intercambian tiempos-espacios no vacíos que siguen llenando mis recuerdos al pasar las horas.
Las horas no se acaban, los minutos no se acaban, los segundos se manifiestan pero no se avientan, la nada se avecina, todas las figuras se transforman en recuerdos que los ojos piensan, o más bien lloran. Las miradas se tornan vacías, los cuerpos se enfrían, las pisadas se hacen largas porque largo se hace el camino, las voces no se apagan, una luz que se apaga y ya no canta y unas manos que se tocan y unos dedos que perecen cansados, los ojos se cierran para seguir analizando, tan solo viendo lo que pasa adentro, pensando, muy adentro, en el fondo de los seres que tienen frío, que respiran, que se lamentan, sigue la paz, el viento anda, el viento silba, las pisadas de un cuerpo trémulo que se manda un despiste en la noche, en la oscuridad, que calma. Son quince minutos perdidos de un tiempo que no acaba.
Como olvidar las penas, olvidar los silencios, olvidar los sueños y los espacios detenidos y en espera; olvidar que mañana inevitablemente amanecerá, será otro día y puede que amanezca con amnesia, olvidar que tengo ó debo despertar otra vez y que tengo que recordar mis sueños, los sueños, ¿Qué sueños?... ahí viene el temor de recordar, ahí aparece la necesidad de una amnesia que reclama el desorden de una mente cansada; existe también un contraste de sentimientos, como me aburre eso de estar Feliz y Triste, como me aburre eso de no querer reír y después reír, como me abruma el tiempo con su desenfrenada forma de volver las cosas lentas...alguien tiene hora??…que se hicieron los minutos??
Es difícil transcribir lágrimas, así de difícil como es pintar el olor de los fracasos o el sabor de un amanecer o el sentimiento de la tierra mojada, así de difícil se me torna el definir los sentimientos que me invaden... Y es que aquellos que jamás han entendido no deben opinar, aquellos que si lo hicieron no deberían hacerlo. Porque donde gobierna el olvido nunca hay nada ni el tacto ni el olfato, ni la vista ni el oído, pueden hallar el sentido.
Y es que es difícil expresar lo que uno siente cuando está vacío...porque donde no hay nada…no se puede sacar nada. Es difícil llorar cuando no se tienen lágrimas ni un sitio para el llanto dentro de la soledad, es muy difícil escribir. Hoy no quiero encontrar mis zapatos para salir a caminar, me toca disfrutar de la desnudez del piso frío y del silencio...
Esta madrugada tengo tanto frío que los recuerdos se tornan borrosos, pero la soledad sigue carcomiendo el silencio, el frío es fuerte y no hay ni siquiera neblina para jugar con mis manos desnudas ni un cigarrillo para sopesar el instante recordándome una vez mas que la soledad está hasta en el instante de un suspiro que se pierde en el aire, en el espacio, en la nada, hoy no quiero despertar...
Vlady
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